viernes, noviembre 22

Cumbre Tajín cumple con el pueblo Totonaca

Indígenas del CAI compartieron su cultura durante cinco días pese a las inclemencias del tiempo.

 

Papantla, Ver.- Bajo el sol o la lluvia, los integrantes del Centro de las Artes Indígenas (CAI) procuraron dar lo mejor de sí durante la vigésima edición de la Cumbre Tajín, retomando y preponderando el sentido original del festival, la salvaguarda de la cultura de los Tres Corazones.

El inicio de la primavera no fue benevolente con el Festival, al que se esperaba el arribo masivo de turistas de todas partes del país y del mundo, lo mismo que la percepción de la inseguridad que priva en el estado, continuamente afectado por enfrentamientos y feminicidios en todas las regiones. De nada sirvieron los casi mil elementos de la Secretaría de Seguridad Pública desplegados para el evento, pero únicamente dentro del polígono de la zona arqueológica y en el parque temático, mientras en el resto de la carretera no había una sola patrulla circulando.

Aquel arranque lució un tanto desangelado por el reducido arribo de visitantes, al igual que el segundo día, en el que la lluvia se hizo presente durante la mayor parte de la jornada, pero hubo quienes siempre estuvieron ahí, en el parque temático Takilhsukut: el pueblo indígena del Totonacapan.

En cada una de las casas de tradición que conforman el Centro de las Artes Indígenas, en cada taller, estuvieron siempre con un sonrisa en el rostro, atendiendo a todo aquel que llegara a conocer de su cultura.

Desde el Nicho de la Purificación (donde se encuentran los médicos y parteras tradicionales) hasta los talleres de danza o elaboración de flores con hojas de totomoxtle, los indígenas de las diferentes etnias presentes demostraron su compromiso con la preservación y difusión del saber de los pueblos originarios.

En el Kantiyán los abuelos mostraron su entereza y sabiduría. Han sufrido la pérdida de dos de sus integrantes más reconocidos, primero el Tata Juan Simbrón y unos días antes del inicio de la Cumbre, el Tata Narciso Hernández Jiménez, a quien se le rindió tributo en un video animado proyectado durante los conciertos en el Nicho de la Música.

Guadalupe Simbrón, coordinador de la Casa de los Abuelos, está consiente del compromiso que tienen de preservar el legado de los Tatas y diariamente realizaron sus rituales puntualmente, dándose el tiempo para conversar con las visitas.

El modelo de salvaguarda de Cumbre Tajín ahora podría ser replicado en el sur del estado para la conformación de la Cumbre Olmeca, anunciado por las autoridades estatales. Este proyecto enfrentará el reto de unir a las diferentes etnias que conviven en aquella región que incluye los estados de Tabasco, Oaxaca y Chiapas.

Frédéric Vacheron, representante de la UNESCO en México elogió ese mismo modelo de salvaguarda, que aunque señala que para el organismo no hay una cultura mayor que la otra, el caso de Cumbre Tajín y la cultura Totonaca es excepcional en el mundo.

La propia senadora Susana Harp, quien en su faceta de artista se presentó el día de cierre en el Nicho de la Música, se pronunció por seguir apoyando al Centro de las Artes Indígenas para que a su vez puedan continuar con la labor de salvamento de sus raíces.

No obstante ha sido llamada por algunos como la peor Cumbre de todas, especialmente por aquellos que esperaban obtener una tajada del festival, quienes ambicionaban repuntar las estadísticas de ocupación hotelera, inclusive también aquellas familias de pequeños comerciantes que invirtieron lo poco que tenían con la esperanza de obtener un ingreso con la venta de alimentos, bebidas, artesanías y objetos diversos, y que tuvieron que pagar costosos permisos para poder trabajar, a los cuales, por cierto, se les impidió ejercer el comercio dentro del área de acceso al parque, confinándolos al acotamiento, al otro lado de la carretera.

Durante el cuarto y quinto día el sol brilló nuevamente sobre el municipio de Papantla, coincidentemente que se trató de sábado y domingo, días en los que las familias, sin el compromiso de acudir a clases o a trabajar, abarrotaron desde temprana hora el parque temático. Así, miles de personas, tal vez más de cien mil, acudieron desde la mañana el día sábado hasta que culminó la presentación del grupo Molotov. Aquella noche no cabía nadie más en ese rincón del Totonacapan.

¿Qué habría pasado si las autoridades hubieran aceptado suspender clases en los municipios de la región durante los días de la Cumbre, así como se realiza durante el Carnaval de Veracruz? No lo sabemos, pero podría ser un punto a analizar para la siguiente edición del festival si es que se quiere seguir anteponiendo el sentido cultural por sobre el comercial.

Si se pueden suspender clases para asistir a un carnaval, también se debería hacerlo para convivir y hermanar a los municipios del Totonacapan, tan distanciados unos de otros por motivos políticos.

Aquí cabe mencionar la forma en que hizo menos a algunos ayuntamientos como el de Coatzintla, que pese a que tuvo una importante participación con grupos danzantes locales y médicos tradicionales, además de estar íntimamente ligado a Tajín, no figuró como sede alterna a la Cumbre. También la propia Papantla quedó muy limitada en recursos, no así Poza Rica. Los motivos los dejo a su imaginación.

La historia que ha escrito Cumbre Tajín no puede echarse a la basura o intentar cambiar de un plumazo desde un escritorio, los propios abuelos del Kantiyán han expresado que quien intente llegar a decir que hacer o no en el Festival, antes debe acercarse y conocer los esfuerzos que se realizan actualmente; deben ganarse el reconocimiento del pueblo indígena, para tener, hay que merecer.

Los abuelos piden y merecen ser escuchados, y que toda política dirigida a ellos, surja desde la sabiduría de los pueblos originarios y no al revés.

Cada año, cada gobierno ha dicho que ha producido la mejor Cumbre de la historia. Lo mismo han dicho en su momento Miguel Alemán, Fidel Herrera, Javier Duarte, Miguel Ángel Yunes y ahora Cuitláhuac García, cada uno con su sello particular, y lo hará quien llegue después (si es que no logran desmantelarla antes).

La otra cara de la moneda son los medios de comunicación, que en un principio llegaban en oleadas desde todas partes del país, con gastos pagados para sus reporteros, fotógrafos, camarógrafos, directivos, asistentes y hasta familiares. Eran tiempos de abundancia y se notaba. Los tiempos cambiaron y ahora son pocas las editoriales que llegan a la Cumbre, en algunos casos cubriendo con recursos propios el viaje.

Desde que se cerró la llave, muchos se han empeñado por llevar en sus titulares “La peor Cumbre de la historia”, cabezal que se ha leído por años según “les ha ido en la feria” y seguirá pasando en tanto la relevancia sea con base en un convenio publicitario o el gasto realizado en la contratación de elenco artístico internacional, por encima de la preservación de la cultura indígena.

Édgar Escamilla

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