viernes, noviembre 22

Vulnerabilidades que persisten

Entre Periodistas

Andrés A. Solis*

Como reportero cubrí Presidencia de la República poco más de un año durante el sexenio de Ernesto Zedillo Ponce de León, entre 1998 y el año 2000, nunca me gustó cubrir esa fuente tan poco productiva en términos informativos.

Colegas me decían que cubrir esa “fuente” era como ganarse la lotería, por los viajes y la oportunidad de asistir a eventos inaccesibles para la mayoría de la población.

Lo malo es que yo era de los “apestados”, de esa “mala prensa” que criticaba al gobierno o que no se quedaba a cenar con embajadores o dignatarios de otros países.

Normalmente nunca me invitaban a las giras del presidente, ni a mi ni a mi medio y el medio en que trabajaba en ese entonces, que era TO2.com, el primer diario digital en México. Teníamos la costumbre de no aceptar que nos pagaran ningún viaje, ni comida, ni la guajolota con atole.

El recuerdo viene a colación porque el presidente Andrés Manuel López Obrador tiene razón cuando dice que el gobierno federal no tiene por qué pagarle los viajes a las y los periodistas que lo acompañen a sus giras. Esto, claro, luego del lamentable accidente que sufrieron colegas en el tramo carretero entre Ciudad Obregón y Navojoa, en Sonora.

Es cierto, cada medio debe ser responsable de cubrir sus gastos para cubrir las actividades presidenciales o de cualquier otra fuente informativa, donde sea que se desarrolle, pero no todos tienen esa capacidad, dada la lamentable situación económica por la que atraviesan los medios.

Tampoco tienen dinero para tener corresponsales hasta el último rincón del país y tampoco es suficiente lo que dice López Obrador que nos quedemos a cubrir vía YouTube sus actos fuera de Ciudad de México. Eso es un absurdo, porque su discurso no es la noticia ni lo más importante, no estar ahí nos aleja de otros hechos relevantes.

Una cosa es que el gobierno no pague los gastos de la prensa, otra diga que mejor nos quedemos cubriendo sus actividades sólo de lunes a viernes en las “mañaneras”, porque restringe el derecho de acceso a la información.

Estamos en un momento en que debemos repensar cómo hacerle. El gobierno para cumplir con informar y los medios en encontrar los modos para estar en los lugares.

Quizá los medios de la Ciudad de México podrían comprarle las coberturas a los medios locales y así los medios pequeños pueden tener recursos muy valiosos y todos y todas tenemos la nota.

Pero lo que queda pendiente sobre el accidente son dos cosas:

1. Si Presidencia contrató el vehículo accidentado o dejó que fuera el Gobierno priísta de Sonora, de todos modos tienen responsabilidades con las víctimas y obligaciones de investigar y sancionar al chofer y a quienes tengan su parte de culpa.
2. El accidente nuevamente nos muestra las enormes vulnerabilidades de las y los periodistas de a pie y el nivel de abandono de que somos víctimas por parte de las empresas de medios que en su mayoría no apoyaron a sus periodistas que resultaron con lesiones, a quienes además no dan seguros de vida, seguros de gastos médicos y en realidad no sabemos si al menos tienen contratos que les garanticen seguridad social o si son personal freelance, por honorarios, bajo el esquema de asimilados a salarios (sin prestaciones) o si son por outsourcing o subcontratados y por tanto la empresa no se hace responsable.

Estas dos situaciones nadie nos lo ha explicado.

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* Periodista. Autor del «Manual de Autoprotección para Periodistas» y de la «Guía de Buenas Prácticas para la Cobertura Informativa sobre Violencia”.

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