- Teresa Carbajal
Son las 10 de la mañana, salgo de la privada para incorporarme a la avenida veinte de noviembre y frente a mí, el tráfico está detenido por un taxista que no se ha percatado del semáforo en verde… ¿la causa? Su vista, manos y pensamiento atienden el teléfono móvil.
Detrás de él los conductores suenan el claxon, ¡apúrate!, -le gritan- sólo por eso vuelve en sí, y toma nuevamente el volante, aunque con una mano y a media vista, pues no logra desconcentrarse del celular para atender el manejo del automóvil al cien por ciento.
Más adelante y esperando la flecha del semáforo para incorporarme en vuelta a la izquierda a la calle 5 de febrero, observo bajando de la avenida a una joven conductora esquivada por otro conductor que logró percatarse a tiempo que ella va hablando por celular, gracias a él (pues lleva atención plena al volante), se evitó una impacto de frente entre ambos coches. ¡Qué susto!
Y así, unas veces testigos y otras protagonistas de la mala combinación volante-celular transcurren nuestros días en el tráfico, mientras el uso del celular se convierte en la primera causa de accidentes viales en nuestro país.
Los expertos en temas de seguridad vial, apuntan que contestar una llamada nos toma alrededor de 4 o 5 segundos, lo que a una velocidad de 80km/hr, equivale a tomar el riesgo de manejar 100 metros a ciegas. Pero si envías mensajes de texto, el riesgo de un accidente se incrementa porque la distracción se eleva a por lo menos 10 segundos de conducir a ciegas.
Quizá conocer estos parámetros puede persuadirnos de seguir haciendo caso omiso de las advertencias, (con y sin sanción) de soltar el móvil a la hora de manejar, llevarlo en un lugar seguro o fuera de nuestro alcance para no sucumbir a la ‘tentación’ de contestar de “rapidito” en el alto.
¿Qué puede pasar, qué cambia si contestas cuando hayas llegado a tu destino? ¿Es muy urgente?, entonces mejor detén la marcha, colócate en un lugar seguro y cuando ya estés listo vuelve a tu auto.
¿Aún no? Entonces pensemos no solo en daños materiales, los cuales de por sí ya acarrean grave perjuicio económico para el responsable (irresponsable) dado que en caso de no estar preparados pues se tendrá que recurrir al crédito y a endeudar a la familia, y ¡todo por no dejar el celular para después!
Aún mas grave y si resultado de esa distracción de consecuencias fatales, se pierde una vida, o algo que no pueda repararse con dinero… porque es cierto no solo como conductores cometemos el error, acaso no hemos sido también peatones imprudentes hablando por teléfono mientras cruzamos la calle sin ver si lo estamos haciendo de un modo seguro, o si el conductor ya registro visualmente nuestra presencia.
Imagínese la combinación conductor y peatón en el celular…
¡Pregunte 2281148502, es mejor tener dudas que deudas!