¡ A S Í E S !
Por Mario NORIEGA VILLANUEVA
Para nadie es desconocido que desde un principio la síndica María del Carmen Carballo Vicencio, a quien todos “cariñosamente” le llaman “Carmelita”, responsable de las comisiones de Hacienda y Patrimonio Municipal, Gobernación, Reglamentos y Circulares y Transparencia y acceso a la información, cuatro de las más importantes, como para haberse convertido la preferida del alcalde Francisco Javier Velázquez Vallejo, para todo movimiento de los prioritarios como para cubrir “la retaguardia” y garantizar la paz y tranquilidad al primer edil de Poza Rica, además, la representante jurídica del Ayuntamiento. Nada pajarito, nada.
Pero claro, a ella también debían tolerarle violaciones a la ley, como lo puede ser el nepotismo y otros más, pero nos centraremos en este porque nos parece hasta ahora, lo nefasto de una mujer que por su nombre en diminutivo, pareciera no haber sido capaz de cometer el delito de nepotismo del cual hoy se arrepiente y en una clara toma de venganza o revancha, como le usted llamar: ordena, dispone el cese de su hoy ex nuera, la que defendió a capa y espada cuando los regidores pretendieron cobrarle un precio que la hubiera dejado en la calle y sin el cargo, por el solo hecho de que la joven profesionista, decidió mandar por un tubo al hijín, perjudicándole, según ella.
Resulta que la recomendada por Carmelita, ubicada en un puesto de la Regiduría de Medio Ambiente, tuvo problemas con su pareja -que es el hijo en la síndica única- y eso sencillamente no lo pudo soportar, por lo que ordenó la inmediata liquidación de la profesionista. Creyó que por su poder no la iba a hacer sufrir, ¡pues se equivocó! Porque vendrá o a lo mejor a estas alturas ya está, ante la autoridad correspondiente, la petición de la restauración al cargo o la liquidación. Sí, pero conforme a los mandatos de la ley, no como tan solo, la mandaron a la calle si ni un centavo de por medio.
Todas las consecuencias de una actitud de soberbia y prepotencia, Carmelita debió conocerlas y pudo haberla evitado para no hacer que el Ayuntamiento erogue una buena suma de dinero, por una estupidez de quien menos debió haber ocurrido, porque como representante jurídico del Ayuntamiento, son casos que debiera conocer, pero si es así como suponemos, la autoridad que recibió el caso dispondrá el reacomodo a su puesto de la joven profesionista o la liquidación correspondiente. Y el gobierno local pagará unos cuantos miles de pesos por vengar la afrenta social a su hijo.
Y en el futuro, si persisten en llamarle Carmelita, será con la intención de ofenderla y hacerle ver que ni es política, ni servidora pública, ni nada, sencillamente porque ¡para nada sirve!
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