Toda persona tiene derecho al trabajo… y a la protección contra el desempleo”
Artículo 23 de la Declaración Universal
de Derechos Humanos, extracto apartado 1.
Si hoy mismo le notifican que queda despedido, ¿tiene ahorros suficientes para afrontar la falta de ingresos en lo que encuentra un nuevo empleo?, ¿tiene cómo pagar sus deudas, como la hipoteca de su casa o la letra del auto?
Ésta es la actual realidad de muchos ciudadanos que en las elecciones pasadas emitieron un “voto de castigo” por el cambio, y ahora reciben el castigo de quedar desempleados, pues se les identifica con el anterior régimen y se deja de lado la valoración de sus talentos, capacidades, profesionalismo, experiencia, ética y demás aptitudes con las que se ganaron, en el pasado (muy al margen de partidos e identidades políticas) un espacio laboral.
Hace unos años lanzamos desde el Barzón la campaña de sensibilización #TodosSomosDeudores su objetivo es erradicar la estigmatización social que padecen los caídos en moratoria, al considerarlos no confiables por tener deudas sin saldar. Esto, a través de evidenciar los múltiples escenarios que orillan al impago, el más frecuente: el desempleo.
Como le sucedió a Sergio, quien hace más de 5 años se enfrentó al despedido injustificado de su fuente laboral, dejando de pagar la mensualidad de su crédito hipotecario al Infonavit. Por falta de asesoría no supo como activar el beneficio de la prórroga que le concedía su contrato durante un año, lapso en el que podía justificadamente no pagar su crédito.
Al cabo de unos meses recibió en su domicilio un aviso que lo emplazaba a juicio concediéndole un término para contestar la demanda, -por segunda ocasión- en lugar de buscar ayuda legal, acudió al despacho del abogado que a nombre del Infonavit le demandaba el pago, exponiendo ahí a detalle su situación y esperando orientación de “su enemigo”, lo que evidentemente no sucedió, pues el abogado representaba y -por supuesto- defendía los intereses del Instituto
Lo convenció entonces de renunciar a su derecho de defensa en juicio, mediante la firma de un convenio totalmente injusto, a través del cual Sergio se obligaba a pagar una mensualidad, -cuyo monto no podía cubrir-, y en caso de no hacerlo el acreedor se quedaría con la vivienda.
Sergio recuerda que si leyó el convenio, pero reconoce que no lo entendió… la preocupación por no verse desposeído de su casa, era la única idea que rondaba su mente, y firmó confiando ciegamente en que éste abogado, lo estaba ayudando por evitarle un juicio, ¡nada más lejano de la realidad!
Este próximo 10 de diciembre celebraremos el Día Internacional de los Derechos Humanos, desde el Barzón pedimos al Gobierno se abstenga de celebrar solamente con actos protocolarios y discursos huecos de presídium, ¡exigimos que se celebre respetando el derecho humano al trabajo digno!, y se ponga un Alto a los despidos injustificados. ¡No más deudores!
¡Pregunte 2281148502, es mejor tener dudas que deudas!