El cáncer infantil es la segunda causa de muerte en México, sólo después de los accidentes.
La aparición del Cáncer es a cualquier edad, suele ser repentina, silenciosa; por ello, es que en numerosos casos su detección se hace en etapas avanzadas, situación que complica la atención y reduce las expectativas de superarlo.
En México el cáncer infantil es un problema de salud pública que constituye la segunda causa de muerte y la primera por enfermedad en niños de cinco a 14 años de edad; cada año produce el fallecimiento de más de dos mil infantes, de acuerdo con cifras del Centro Nacional para la Salud de la Infancia y Adolescencia (Censia).
De acuerdo con la Secretaría de Salud, cada 4 horas fallece un niño o niña por cáncer y cada año 7 mil niños menores de 18 años enferman de algún tipo de cáncer. De todos ellos el 10 por ciento va a requerir un Trasplante de Médula Ósea como única esperanza de vida. De estos pequeños y pequeñas, sólo el 30 por ciento contará con un donador compatible en su familia, el resto necesitará encontrar a un donador que no sea de su familia, pero que está dispuesto a ayudar. Su diagnóstico y tratamiento tiene un gran impacto físico, social, psicológico y económico, tanto para el paciente como para sus familiares.
Algunos de los síntomas del cáncer infantil son: fiebre sin causa aparente, pérdida de peso, sudoración excesiva, dolor abdominal, bolitas en el cuello, axilas e ingle, náuseas, vómito, petequias y moretones. Aunque son síntomas comunes, varios de ellos pueden ser indicadores de la enfermedad.