Entre Periodistas
Andrés A. Solis
Hace ya años, no meses ni semanas, años que varios periodistas hemos señalado la inutilidad de los mecanismos de protección, su falta de recursos, el desinterés de las autoridades por cumplir su responsabilidad de garantizar el ejercicio libre del periodismo.
Hemos acusado la falta de garantías para hacer periodismo libre y profesional y las cada vez más grandes zonas de silencio, donde investigar casos de corrupción política o sobre crimen organizado significan sentencias de muerte.
Pero hay otro frente que no hemos discutido de manera pública. Entre iguales lo hemos comentado en charlas de café, a veces en algunos talleres que hemos hecho sobre coberturas de riesgo y autoprotección, pero es una discusión que debemos ampliar hacia nuestras audiencias.
Apenas la semana pasada recordaba yo el gran aporte que hizo el periodista colombiano Javier Darío Restrepo para fortalecer los criterios éticos y deontológicos del periodismo.
Recomendaba yo buscar y leer a Gerardo Albarrán de Alba, un colega que lleva décadas trabajando precisamente en este tema de la ética y desde su trinchera ha defendido los intereses de las audiencias cuando algunos medios hacen mal su chamba. Por eso ha sido defensor de las audiencias en medios como MVS Radio, Radio Educación, Radio Ibero y recientemente de Radio y TV de la Universidad de Guadalajara.
Este lunes Gerardo, junto con Martha Durán de Huerta y Rogelio Hernández López, periodistas de larga trayectoria, analizaron nuevamente en un foro público los por qué de la ineptitud del Estado para garantizar nuestra seguridad.
Pero Gerardo fue más allá y puso en la agenda pública algo que le he escuchado decir muchas otras veces.
Las y los periodistas debemos denunciar a quienes hacen mal su chamba, denunciar a periodistas cuyos estándares éticos sean contrarios al buen periodismo, a la defensa de los derechos de información o que vayan en contra del interés público y de nuestros públicos.
Cuando un periodista es corrupto, eso nos pone en riesgo al resto.
Cuando un periodista corrupto es objeto de una agresión, tampoco debe justificarse, pero genera la percepción social de que es un castigo merecido por deshonesto, pero peor aún, la sociedad cree que la corrupción, la mentira y la deshonestidad son más comunes entre nuestro gremio y por eso la sociedad mexicana no se conduele ni nos acompaña cuando los agreden, nos secuestran o nos asesinan.
Se lo he dicho a Gerardo varias veces. Estoy de acuerdo con eso, debemos señalar y desenmascarar a las y los periodistas que nos ponen en riesgo, pero también debemos fortalecer nuestros estándares éticos.
Hace poco más de tres meses que emprendí con una colega un nuevo proyecto periodístico en el Valle de Toluca. De las primeras cosas que hicimos en CNX Noticias fue hacer público nuestra “Carta de Principios” (http://cnxnoticias.mx/carta-de-principios-de-nuestros-y-nuestras-periodistas/), porque nuestra audiencia no sólo tiene derecho a saber cuáles son estos principios; nuestra audiencia tiene el legítimo derecho de reclamarnos cuando considere que la hemos incumplido.
¿Cuántos medios tienen el valor y la honestidad de hacer pública su carta de principios o su código de ética?
* Periodista. Autor del «Manual de Autoprotección para Periodistas» y de la «Guía de Buenas Prácticas para la Cobertura Informativa sobre Violencia”.