Sin escapatoria
La desaparición de los defensores se planeó para impedir que pudieran escapar, después de que, al menos en tres ocasiones en los meses previos, fueran perseguidos por carretera sin que sus atacantes lograran alcanzarlos. A lo largo de 4.2 kilómetros, desde el puente de Coahuayana hasta los topes de Cerro de Ortega, en la zona limítrofe de Michoacán y Colima, se ubicaron una decena de sicarios o halcones en puntos estratégicos con la orden de no fallar.
Puntos Fuentes narra que el 15 de enero de 2023 se encontraba en Cerro de Ortega cuando recibió la orden de venadear (emboscar) a dos hombres que viajaban en una camioneta blanca. “Nos advirtió […] que no se nos fueran a pelar porque si se nos pelaban nos chingaban a nosotros”. La amenaza les llegó a través de la aplicación Silent Phone —un sistema de comunicación cifrada que elimina mensajes sin dejar rastro—, según el testigo, quien tras presentarse ante la FGR y la fiscalía de Colima fue liberado. Días después de declarar ante las autoridades, Puntos Fuentes fue asesinado, de acuerdo con fuentes que han tenido acceso a la carpeta de investigación.
Tras la orden, los halcones se distribuyeron en distintos puntos de la carretera federal 200, Zihuatanejo-Manzanillo; para poder identificarlos, tomaron y compartieron fotografías en tiempo real de Lagunes Gasca y Díaz Valencia, y de la camioneta blanca marca Honda placas MRB-7846, propiedad del abogado, en que se desplazaban. Los primeros dos delincuentes, ubicados entre el puente y el río Coahuayana, alertaron que el vehículo se dirigía al lugar donde esperaban los tiradores.
“Después de que venadeamos a los vales desaparecidos, nos avisaron que ya iban saliendo de Coahuayana con rumbo a Cerro de Ortega”, señala el testigo en su declaración.
A dónde van los desaparecidos y Quinto Elemento Lab pudieron obtener una fotografía de la camioneta cuando circulaba por la carretera, antes de ser interceptada. Se presume que fue tomada y enviada por los halcones para advertir que las víctimas se acercaban a la zona donde fueron atacadas. De acuerdo con fuentes cercanas al caso, la imagen no ha sido integrada al expediente.
En el punto conocido como topes de Cerro de Ortega, tres halcones esperaban a los defensores, que fueron interceptados por al menos cuatro camionetas y automóviles, y subidos a un vehículo blanco.
“Recuerdo que eran aproximadamente las siete de la noche cuando, al ir pasando los vales comuneros, más arriba de los topes que están a la entrada de Cerro de Ortega, les tiraron unos balazos y los bajaron de la camioneta privándolos de la libertad”, detalló en su declaración Puntos Fuentes.
De acuerdo con la cronología de hechos de la FEIDDF, la desaparición ocurrió en un lapso de siete minutos, entre las 19:03, cuando fue captada por última vez la camioneta por las cámaras de seguridad, y las 19:10 horas, después de la última conexión registrada en el celular de Díaz Valencia.
A las 19:19 horas, el 911 recibió una denuncia por detonación de arma de fuego sobre la carretera Playa Azul-Tecomán, a la altura de Cerro de Ortega. A las 19:25 horas arribaron las primeras patrullas. Para ese momento, según las fuentes consultadas, la camioneta, que fue abandonada en el lugar con impactos de bala, ya había sido limpiada, pues no se pudieron obtener huellas dactilares, ni siquiera de las víctimas.
“La fiscalía de Colima, que estaba llevando la investigación, nos dice que estaban descompuestas las cámaras y que no había acceso a los videos y la camioneta aparentemente no tiene ninguna huella, lo que nos habla de que fue limpiada, fue alterada la evidencia de la camioneta de mi hermano”, señala Antoine Lagunes Gasca, hermano del abogado. “Otro factor muy importante es que, más o menos a 200 metros de esa zona hay un cuartel de la Guardia Nacional y aparentemente no se dieron por enterados, ese es otro dato que nos habla de que ni siquiera tenemos la certeza de quién se lo llevó”.
Por el probable involucramiento de agentes del gobierno y del crimen organizado, agrega Antoine, el delito debería ser investigado como una desaparición forzada.
Su hermana Ana Lucía considera que existe una colusión entre la FGR, Ternium y el CJNG que ha impedido que les informen sobre lo sucedido con los defensores. “Todo ha sido eliminar a la gente que tenga información, borrar evidencias, todo ha sido malos manejos, silencio, no querer reconocer [el delito] como desaparición forzada y eso da mucho coraje porque mi hermano ha luchado por que se nombren las cosas como son y se visibilicen las injusticias”.