viernes, noviembre 22

Es hacer periodismo, no activismo

Entre Periodistas

Andrés A. Solis
De repente escuchaba y leía algunos comentarios de ese grupo de personas opinadoras que se asumen expertas casi en todo, que si habían sido cien millones, que si 120, que si el daño al patrimonio no tenía precio.

El chiste es que desde su púlpito mediático algunas figuras se concentraron en calcular antes el daño ocasionado por las recientes movilizaciones feministas en el país, que lo que como Nación nos cuesta la violencia en razón de género o las miles de muertes por abortos clandestinos mal practicados.

Pareciera que para algunas de esas figuras importantes de la prensa -más opinadores que periodistas- es más alarmante que las mujeres causen destrozos a entender la dimensión de sus demandas.

En varias ocasiones he comentado el riesgo que significa caminar sobre la cuerda floja que separa el periodismo del activismo, un debate que entre periodistas se nos da bien y bonito, pero que no se aplica a quienes simplemente se dicen analistas, columnistas, especialistas en temas, porque es claro que su perspectiva siempre es la del activismo hacia alguna causa que pocas veces es social.

El tema es que este grupo de personas pensantes ocupa grandes espacios en medios y se han dedicado las últimas semanas a descalificar y criminalizar los reclamos de grupos que salen a protestar por las calles de la Ciudad de México o cualquier otra ciudad del país.

Seguramente todas las escuelas donde se enseña periodismo han tenido al menos en una ocasión una plática sobre cómo la prensa mexicana retrató las marchas y manifestaciones de estudiantes en 1968 y de cómo las portadas del 3 de octubre de aquel año fueron más para defender al sistema y calificar a estudiantes de comunistas revoltosos, que de informar con claridad y con hechos sobre lo que realmente sucedió en Tlatelolco.

Hoy 51 años después parece que la prensa mexicana sigue sumisa ante la postura ruda de que cualquier manifestación es un acto criminal que atenta contra la estabilidad del estado.

Si, claro, hay movilizaciones donde hay desmanes, violencia, destrozos y todos ellos deberán ser también señalados por la prensa, pero con base en la descripción de los hechos y la verificación de lo sucedido, no en función de las filias o las fobias de cubre la nota o peor aún de quien dice que la analiza.

La cobertura reciente de algunos medios sobre las marchas feministas nos obligan nuevamente a reflexionar sobre cómo estamos asumiendo posturas a favor o en contra de cualquier causa, en vez de concentrarnos en reportear y dejar que sean los hechos los que le den a la sociedad las herramientas suficientes para entender la realidad.

Las marchas de este día, 2 de octubre, serán la nueva prueba para ver si de verdad aprendemos a cubrir de mejor manera el reclamo social o si queremos seguir optando por su criminalización permanente, sin importar los colores del partido en el poder.

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* Periodista. Autor del «Manual de Autoprotección para Periodistas» y de la «Guía de Buenas Prácticas para la Cobertura Informativa sobre Violencia”.

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