Xalapa, Ver. La convivencia familiar generada por la pandemia del COVID- 19, ha generado dos hechos en la sociedad, por un lado, el incremento en la tasa de suicidios en niños y adolescentes ante mayor violencia familiar y, por otro lado, ha permitido que los padres se percaten de los problemas mentales del cual son victimas sus hijos y que anteriormente no detectaban porque no existía esa convivencia entre jóvenes y adultos, logrando así una acción preventiva a tiempo.
En entrevista para la Jornada Veracruz, el psiquiatra Julvio de Jesús Hernández Chavarría, manifestó que se ha incrementado en un 300 a 400 por ciento las consultas psiquiátricas tan solo en Xalapa, y que en su mayoría quienes acuden son niños y jóvenes hasta en un 50 por ciento, señaló que es un tema preocupante para los integrantes de la Asociación Psiquiátrica Mexicana de la cual forma parte, porque a nivel nacional desde el noviembre del año 2020 y hasta el día de hoy, se han visto rebasados por la demanda de consultas médicas.
Narró que cuando comenzó la pandemia la gente se apanicó, bajaron las consultas hasta en un 50 por ciento, pero en mayo 2020 empezó un repunte y en noviembre del 2020 a la fecha todo ha sido caótico, la demanda se incrementó en un 300 o 400 por ciento con un rango de edad entre los 18 a los 50 años.
Agregó que lo positivo de la pandemia, aunque parezca increíble es la desestigmatización de la salud mental, “cada vez más y más personas acuden y buscan ayuda psiquiátrica, es bueno ver que se le da importancia a la salud mental cuando anteriormente acudir con especialistas en psiquiatría era cosa de locos, hay tratamientos que pueden ayudar, la mente también se enferma como cualquier parte de nuestros órganos”.
Añadió que incluso el caso de la psicopatología o enfermedades mentales comienza desde la infancia y muchas tienen que ver con las características genéticas.
Y es que, en el país hay carencia de psiquiatras, “somos menos de 5 mil y en Veracruz aproximadamente 40, a esto les restamos los que no ejercen y los que ya fallecieron como el primer psiquiatra que llegó a Xalapa, el Dr. José Bacón Valenzuela Herrera, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que se necesitan 9 psiquiatras por cada diez mil habitantes y en México tenemos sólo un 3.9, lo que significa que estamos muy por debajo de la media”.
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SALUD MENTAL Y COVID
El COVID también provoca síntomas neuropsiquiátricos, depresión, ansiedad, alteraciones del sueño, miedo, cansancio, fatiga, afectando el sistema nervioso central. Los dos padecimientos más frecuentes de la enfermedad mental son el trastorno depresivo mayor, mejor conocido como depresión, y los trastornos de ansiedad, este último más frecuente en la población mexicana.
El doctor Hernández Chavarría, exhortó a la población a estar alerta y buscar ayuda a tiempo con un médico familiar o un psicólogo, “si alguien sufre tristeza ocasional, siente cierto nerviosismo, tiene miedo o alteraciones de sueño, debe buscar ayuda y más si nota que estos padecimientos se hacen más frecuentes y sobre todo que empiezan a afectar su conducta como el no querer levantarse de la cama o incluso andar pensando en la muerte, es cuando quizás se tenga que acudir a un psiquiatra”.
Detalló que los principales cambios que se experimentan cuando existe un trastorno mental son irritabilidad, cambios de humor frecuentes, padecer insomnio o, por el contrario, tener mucho sueño y fatiga; dejar de comer o hacerlo en exceso, “esos son datos pivote que indican que algo no está bien con las emociones y es momento de buscar ayuda para que no haya un desenlace fatal”, aunque resaltó que la gente se vuelve negligente en cuanto a temas de salud mental y tarda hasta tres años en buscar atención profesional.
Reconoció que el COVID no generó estos padecimientos, lo único que hizo fue incrementarlos, las personas ya lo venían arrastrando, pero llegó el momento que ya no pudo tener control sobre ellos.
Dijo que el desempleo y la pérdida de familiares por el virus han sido los detonantes para que la persona caiga en depresión; también hay quienes aún no creen en la vacuna, “tengo pacientes con maestría, doctorados, investigadores científicos que no se han vacunado porque tienen desconfianza, y hay quienes se van por el lado de la espiritualidad y tienen la fe de que no se van a contagiar”.