Un número no determinado de personas fueron privadas de su libertad en esta zona popular de Poza Rica entre los años 2009 y 2012, sin que hasta la fecha se sepa de su paradero… Historias de buscadoras.
Édgar Escamilla
Poza Rica, Ver.- Gerardo y Noemí caminan de la mano por la acera de la avenida 20 de Noviembre, el mismo lugar donde hace una década, su hijo Luis Alberto fue levantado por policías federales en contubernio con policías intermunicipales. Después de 10 años siguen recorriendo los estados de la república con la esperanza de encontrarlo, vivo o muerto.
Aquel 18 de septiembre de 2010, Luis Alberto Calleja Martínez había salido junto con unos amigos cuando fueron detenidos por policías federales al salir del antro conocido como “Don Gabino”.
Entre 2009 y 2011, con el auge de las inversiones en el paleocanal de Chicontepec o también conocido como Activo Integral Aceite Terciario del Golfo, el grupo criminal denominado “Los Zetas” se apoderó de la tranquilidad de las familias en la región.
La avenida 20 de Noviembre, llamada la “Zona Rosa” de Poza Rica, era el centro de reunión de cientos de personas que disfrutaban de la vida nocturna en bares y antros, pero también fue muda testigo de innumerables desapariciones, en las que según las investigaciones de las familias, siempre estuvieron coludidas las autoridades policiacas e inclusive el propio alcalde, Pablo Anaya Rivera, a la postre, secretario de Salud con Javier Duarte.
Noemí camina por la acera del parque Fundadores, su mirada se pierde entre la multitud de carteles con los rostros de desaparecidos que fueron colocados en la cerca, como recordatorio de las desapariciones que ocurrieron alrededor de aquella área de recreo para niños.
Recuerda cómo en aquellos días buscaron el apoyo del entonces alcalde Pablo Anaya, a quien también le habían secuestrado un hijo, pero se negó a recibirlos y en su lugar, siempre les envió a su personal de seguridad, “que tenían cara de todo, menos de gente de bien”.
Alberto fue secuestrado por Víctor del Ángel García, cuando era policía federal en activo y quien actualmente se encuentra encuentra recluido en una cárcel de Oaxaca, con una condena de 35 años. Aunque había otro detenido más, el magistrado Javier López Loera lo dejó libre; ahora Antonio Ordoñez Cabrera, los ha vuelto a amenazar con que de volver a la cárcel lo enfrentarían.
A una década la investigación no se ha concluido y dos policías federales más se encuentran identificados y se les relaciona con la desaparición.
Así la avenida 20 de Noviembre se convirtió en la calle de los secuestradores, en el último lugar que muchas víctimas de desaparición forzada vieron antes de perderse, sin rastro alguno.
Recuerda que en una ocasión escribió una carta al presidente Andrés Manuel López Obrador, la cual nunca recibió contestación, en la que solicitaban una audiencia pero no fueron ni recibidas ni escuchadas.
“¿Acaso tenemos que ser madres de narcos para que nos atienda y nos salude de mano? Somos madres, somos víctimas, yo no soy madre de un Chapo o un Caro Quintero, pero sí queremos que nos reciba a nuestro colectivo porque tenemos necesidades, salimos a campo a buscar a nuestros hijos y algún día los traeremos de regreso, vivos o muertos”.
Para los familiares en búsqueda no hay un ¡Viva México!, sino un ¡vivan nuestros hijos desaparecidos!.
Maricel Torres, madre de Iván Eduardo Castillo Torres, desaparecido el 25 de mayo de 2011, recalca que a las familias que han perdido un ser querido poco o nada les importa lo que les pueda suceder, no les importa perder la vida o desgastarse en el proceso, porque mantienen la esperanza de poder encontrarlos.
El colectivo “María Herrera, Poza Rica” anunció que en breve se darán a conocer nuevos hallazgos en otros puntos de la zona norte, en los que han descubierto las atrocidades que cometieron los grupos criminales con sus víctimas.
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