jueves, noviembre 21

Los vuelos de Alicia

Jefita: 
Es hasta hoy, a diecinueve años de la denuncia, cuando hemos localizado a agentes involucrados en tu detención, interrogatorios y traslados. Pese a los esfuerzos que los victimarios hicieron para permanecer en las sombras por décadas, hemos logrado que la FGR [Fiscalía General de la República] les cite a declarar.
El primer testigo de tu caso fue citado el jueves 22 de julio. Pese a que me advirtieron que podría no presentarse, para nuestra sorpresa sí lo hizo. El exagente —estatura y complexión regular, de setenta y tantos años, vestido con ropa deportiva de marca y acompañado por un joven abogado— estaba sentado con ojos de desconcierto. Como en mis fantasías de chiquita, parecía no tener rostro. La cara, cubierta por una mascarilla, podría ser la de cualquiera.
Al verlo, la Lichita que deseó más que nada visitarte en la cárcel desconocida me tomó de la mano, nerviosa. La consolé: “Es una cita impostergable con uno de los hombres que posiblemente se llevaron a mamá”.

(Carta pública del 22 de septiembre de 2021).

*

No hay forma de ver la base aérea desde la playa. Los pescadores dueños de lanchas se burlan de la descabellada idea de pasar enfrente por altamar. Es mar abierto, contestan siempre. La borrachera del agua se lleva a cualquiera porque el Océano Pacífico en esta costa es aguerrido. Los banderines rojos colgados a lo largo de la arena no dejan resquicios a la duda. Las olas furiosas se estrellan hasta descalabrarse. Se avientan clavados de cabeza una, dos, millones de veces, día y noche enteros.

Los tours de 200 pesos, que ofrecen los vendedores de paseos correteando a los autos por la avenida costera, solo recorren la tranquila laguna de Pie de la Cuesta, a la que un pasillo de tierra —que se extiende a lo largo de 14 kilómetros  y es conocido como Barra de Coyuca— separa del mar embravecido.  

“Las llevamos en lancha a esta laguna de agua dulce”,  ofrece uno de los lancheros, que muestra un mapa con las paradas del tour. “Incluye la vista a la casa del señor que tuvo las siete esposas, el lugar donde le ponían mascarillas de barro a Luis Miguel, el sitio donde filmaron Rambo 2, el avistamiento de cientos de aves trasatlánticas, pelícanos, la espera en un restaurante y la puesta del sol. Es un recorrido tropical, ya vamos a embarcar, ¿no se animan?”.

Folleto turístico de los paseos que se ofrecen en la laguna de Pie de la Cuesta.

Como él, aquí cada propietario de una lancha es un microempresario que busca salvar del naufragio a su negocio. Todos son platicadores, tienen que ser simpáticos; conversan con los viajeros, comparten anécdotas y datos históricos. Para todas las dudas tienen respuesta, menos para una:

—¿Es cierto que aquí los militares tiraban desde aviones gente al mar?

La pregunta apaga toda sonrisa. Los consultados, algunos ofendidos, otros indignados, responden serios que nunca habían escuchado ese disparate, que son mentiras, que se trataría de turistas arrojándose en paracaídas y no de cuerpos inertes cayendo al océano.