viernes, noviembre 22

Noqhla, la historia que Tajín no contó

* La existencia de casas, talleres y entierros, explica el modo de vida de este asentamiento prehispánico.

Édgar Escamilla
Poza Rica, Ver.- Al referirse a esta ciudad clave en el desarrollo petrolero nacional, pocas personas pueden imaginarse que cuente con una historia que vaya más allá del siglo XIX, cuando se descubrieron los primeros yacimientos de hidrocarburos que a la postre le valdrían el mote de capital petrolera de México. Ahora se tiene mayor certeza sobre su pasado, que le confiere un status de centro de encuentro de culturas.foto 2
El propio arqueólogo Delfino Pérez Blas, comenta que a 80 años de la arqueología en Veracruz, no se había localizado antes una industria local como fue encontrada en Noqhla, o proyecto “kilómetro 8.5” para el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Siempre se atribuía que la cultura Tajín era abastecida de fuentes externas, de materiales como la obsidiana, el jade o de la cerámica especializada, pero al construirse ese enorme centro ceremonial, “debían de contar con un centro productivo propio, que no habíamos encontrado”.
Esta es la historia que Tajín no contó, hasta ahora, la historia de la gente que habitó esta región, su forma de vida, sus costumbres, su economía y la relación con otras culturas.
El sitio se inicio a poblar alrededor del 600 D.C., y empieza a producir, pero ocurre un evento a nivel regional, documentado por otros arqueólogos en sitios como Morgadal Grande, por Arturo Pascual; o en el caso de Tajín con la iconografía de guerra, probablemente del 900 al 1,300 D.C., esto también impacta en Noqhla, donde hay evidencia de que el sitio fue abandonado.
“Se da un periodo en el que no se encontraron indicios de ocupación, todo se lo fueron llevando poco a poco, dejando solo las herramientas que no podían cargar por el peso y que podía, encontrar en algún otro lugar”, relata Pérez Blas, quien próximamente estará publicando un texto en el que relata sus hallazgos en este sitio arqueológico.
El sitio fue abandonado y 200 años después, reocupado. Se encontró una casa de la última ocupación prehispánica hasta el 1521.
De acuerdo con las evidencias encontradas, se sabe que los habitantes de Noqhla tenían una producción especializada y participaban en la economía de toda la región. “No es como los textos clásicos de la arqueología, que afirma que el Estado controlaba la economía, las evidencias nos hablan de una sociedad compleja”, enfatiza.
El taller encontrado cuenta con todos los elementos para considerarlo de esta forma: horno, áreas de acumulación, áreas de trabajo, casas, terrazas, instrumentos para tales fines como yunques, percutores, martillos y pulidores, entre otras herramientas especializadas.
“Nos da pie a que realmente existía una producción capaz de abastecer a todas las comunidades y competían con el mercado de la obsidiana”, señala el arqueólogo.
Además se encuentra ubicada en un lugar estratégico, cerca de fuentes de abastecimiento de materia prima, y que le permite un dominio del paisaje.noqhla (1)
El arqueólogo Hugo Juárez Tablero, quien ha estado junto con Pérez Blas desde los primeros trabajos de investigación realizados hace poco más de un año en la zona, refiere que la importancia de Noqhla estriba precisamente en aportar la información con que pocas zonas arqueológicas cuentan.
“Habitualmente no se encuentra mayor información respecto a los conjuntos habitacionales, entierros, o mas datos acerca de los habitantes, que objetos de la vida cotidiana. Noqhla lo tiene, tiene los objetos, las casas y el testimonio de los individuos, solo haría falta que se hiciera un estudio de ADN y antropológico para poder decir con certeza quienes habitaron esta zona”.
Lo que la historia de Tajín no cuenta, Noqhla lo hace. “Nos entrega ese cachito de historia que hacia falta en la región y que vamos a seguir disfrutando porque era un vacío que esta cubierto, al menos en parte; quedan dudas, pero gran parte lo tenemos explicado y es gracias a Noqhla”, enfatizó el experto, quien este viernes presentó el proyecto de rescate arqueológico por primera vez ante el público, en compañía de Pérez Blas y de la antropóloga social Brenda Elena Rosete Ledezma.
Afirma que existe evidencia de la ocupación desde el 650 hasta 1521, con una migración de personas constante. “Nos damos cuenta que Poza Rica desde siempre se ha identificado por ser un polo comercial, por su intercambio cultural, representando un corredor económico importante desde tiempos prehispánicos”, dijo.
Noqhla fue un punto indispensable para que los huaxtecos no llegaran en una ruta comercial, sino llegaran y se establecieran más allá de la frontera natural, y que hubieran desarrollado un modo de vida a modo y usanza huaxteca, como lo demuestra el basamento circular en el polígono 1.
A pesar de que el INAH no tenía considerada la apertura de nuevas zonas arqueológicas, es gracias al respaldo de las autoridades locales y a la presión mediática, que el proyecto se ha estado consolidando ante el órgano colegiado y eso llevará  a la aprobación y en consecuencia la apertura del sitio en el 2016.
Respecto al origen del nombre “Noqhla” o “Encuentro”, que en totonaco se escribe “Nokh-la”, se optó por esta adaptación del vocablo por ser menos difícil para su lectura y de fácil impresión en la memoria colectiva, y se registra oficialmente como Parque Ecoarqueológico Noqhla (Nokh-la’), según la cédula –en trámite- de la Dirección de Registro Público de Zonas y Monumentos Arqueológicos de la República Mexicana.

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