La convocatoria lanzada a principios de semana para que mujeres y hombres se integren a las filas de la Guardia Nacional vuelve a ser motivo de controversia.
Para quien no lo haya entendido aún, vale la pena explicarles que no se trata de “militarizar” la seguridad o, bien, de que los soldados obtengan atribuciones extraordinarias que vayan más allá de la legalidad.
La Guardia Nacional se planteó como una respuesta coordinada del gobierno de México para hacer frente a la delincuencia, con la singularidad de que en esta nueva estrategia sean los militares quienes operativamente dirijan en una primera etapa de la misma a la Policía Militar, la Policía Naval y un contingente de la Policía Federal. Esta operación acude a los estados para combatir a los criminales cuando los alcaldes se vean rebasados y los gobernadores necesiten de mayor respuesta.
La Guardia Nacional no va a suplir la autoridad municipal ni estatal en materia de seguridad pública; lo que sí, es que responderá a las necesidades de la gente en los estados del país, coordinándose para ello con las autoridades locales.
¿Nuestro país necesita de una Guardia Nacional?¡Sí!
¿La Guardia Nacional, necesita ser operada por militares?
También, ¡sí!
La solución más efectiva e inmediata para abatir los altos índices de violencia y crimen es la propuesta con la creación de la GN.
Los hechos delictivos del fuero común son tantos que al ser así, se pierden entre lo común con lo federal y viceversa; por ejemplo, el secuestro y muerte de la pequeña Camila en Valle de Chalco, amén de lo trágico y maldito del hecho, se pudo convertir en un problema de seguridad interior, donde hasta la gobernabilidad municipal se puso en juego.
Lo anterior se suma a una serie de linchamientos o intentos de que se suscitaron y agravaron en México durante el pasado 2018, y donde todo indica que en este año, seguirá el mismo fenómeno. La gran mayoría de los linchados no era culpable, simplemente el enojo y frustración de la gente los enjuicio así.
No significa que la GN vaya a resolver estos fenómenos, lo que sí es que enfrentará los grandes hechos delictivos que provocan en la sociedad, tanto escepticismo, tanto enojo y, por otra parte, la falta total de una autoridad que resuelva los problemas.
La gente necesita ver resultados contundentes e inmediatos y la confianza que se tiene en las fuerzas armadas hace de la GN un ente estratégico.
En esta primera etapa comenzará el reclutamiento, para de ahí comenzar a lograr en una segunda y tercera etapa que sean civiles con tutela y disciplina militar quienes integren la Guardia Nacional.
Lo que le espera a México en este año en caso de no crear una respuesta hacia los criminales –que se adapte a las necesidades de hoy– nos llevará a una posición de país, por mucho peor de la que tenemos.
Este ya es otro país y los delincuentes lo saben.
Ya no debemos compararlo con el del sexenio pasado.
Por lo pronto y sin descanso, ahí están los soldados, los marinos y los federales.
Que no se pierda el rumbo.