¡ A S Í E S !
Por Mario NORIEGA VILLANUEVA
Las generaciones pasadas, por ahí de los 40-50 del siglo pasado, les tocó todavía vivir épocas de paz, tranquilidad, en las que la chiquillada y los jóvenes salían a las calles con toda libertad y los padres permanecían confiados porque se respiraba una seguridad que se terminó desde la asunción del llamado neoliberalismo al poder con Carlos Salinas de Gortari, quien se convirtió después de concluir su sexenio en el que ordenaba quiénes serían los sucesores, incluyendo la época panista, el último desastre de Enrique Peña Nieto y no duden que hasta la actualidad.
Salinas representa la perversidad. A partir de ahí, fue permitiéndose una corrupción tan tremenda, que prácticamente se vendió al país. Y decimos que hasta ahora, porque Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, lleva las riendas del país, con una política equivocada porque así se lo disponen. Por eso acudió a la visita con Donald Trump, el presidente estadounidense que ha tratado a la nación mexicana y sus habitantes con la punta del pie y ofendido al grado de levantar un muro para separar dos naciones que antes llevaron una mejor relación.
Desde Carlos Salinas, empezó la maldición para los mexicanos de ahí en adelante, primero con la corrupción, luego con la inseguridad –Fox llegó a recomendar que se pactara con la delincuencia organizada, dando a entender que en su sexenio como en sus antecesores, se vivía una seguridad relativa–, posteriormente con los secuestros, asesinatos de todo tipo y sin duda, con López Obrador, ha de haber algo de eso por el saludo a la madre del Chapo Guzmán, antes la liberación del hijo de este para cerrar con broche de oro para que a los responsables de toda esta inseguridad, se les trate con “besito y apapacho”, para no hacerlo enojar.
México, es otro al de aquellas épocas de las que nos tocó vivir, al menos en sus últimos momentos. Es un país de funcionarios corruptos, ineptos, seniles, a los que no les interesa que el país progrese y se desarrolle en paz, unidad, tranquilidad y sobre todo, seguridad. Son tiempos definitivamente contrapuestos, y conste, también hacía muertitos pero ni cuando en comparación al genocidio de ahora. López Obrador, tiene todavía cuatro años por delante para recomponer sobre todo, su supuesta sed de venganza hacia sus antecesores. Debe dejar eso y ponerse a trabajar y responderle a los mexicanos.
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