Por José Lima Cobos
No existe duda que la ignorancia y la perversidad son temerarias. Más cuando se pretende poner en entredicho la conducta, en el caso concreto, del Presidente de la República, que si bien hace apenas unos días era intocable, ahora, desacralizado ese poder, cualquier ciudadano lo puede cuestionar porque ya no goza del impedimento que representaba el estado mayor presidencial que con ocho mil elementos- ejército y marina-, lo protegía y más que nada que lo aislaba de la ciudadanía, para que fuera cómplice de las injusticias que sufre la nación y su pueblo.
Roto ese paradigma ominoso, el presidente López Obrador, por principio, devolvió la dignidad a las secretarías de la Defensa Nacional y Marina, porque con la desaparición de ese estado mayor presidencial, el contacto co...