Al momento de pensar en dar destino a su dinero, es común confundir ahorro con inversión.
Y aunque la característica que ambos conceptos guardan entre sí, es que en ninguno de los casos se puede disponer del dinero en un momento presente, la diferencia radica en que ahorrar es guardar el dinero para gastarlo después; mientras que invertir es arriesgarlo para obtener una ganancia futura.
Así mientras mayor sea el riesgo de perder lo invertido, mayor será la compensación o ganancia que obtendremos al final del plazo de espera.
Visto por el lado de las ganancias, el error que cometen los temerarios ‘inversionistas’ es no medir el riesgo que representan las opciones que prometen altas utilidades en plazos cortos, las que seguramente no serán inversiones, sino: estafas.
Por ej...