Crónicas Urgentes
Claudia Constantino
Recientemente, el estado de Veracruz ha batido todos sus récords de inseguridad y violencia. Diariamente los veracruzanos pasan de un horror a otro: ejecutados, levantados, fosas clandestinas, caminos intransitables, cobros de piso, feminicidios, masacres. Aquí recuerdo las palabras del asesinado compañero periodista Rubén Espinoza Becerril: “la muerte eligió a Veracruz para vivir”.
Es la noche del viernes santo y por los grupos de WhatsApp de periodistas comienzan a circular las explícitas fotografías de la masacre, las acompaña la nota que informa lo que al momento se sabe de una carnicería de civiles inocentes en Minatitlán.
Varios meses antes, se advertía el creciente clima de inseguridad en el sur de la entidad. Las autoridades siempre insistiendo en que los hechos delictivos se dan entre grupos y gente “en malos pasos”.
Este sábado no. Las crónicas corren a cargo de los sobrevivientes de esta pesadilla en que se convirtió la fiesta de cumpleaños de una mujer de bien. La festejada había reunido a su familia y amigos con motivo de alcanzar sus 52 años. Fue su hermana, quien pudo relatar a los medios de comunicación, la experiencia de ver muerto a su único hijo de 32 años.
Alrededor de las nueve de la noche, un comando armado irrumpió en la fiesta mientras sonaba la canción de Celia Cruz, “La vida es un carnaval”. Lo que siguió fue que todos los presentes buscaran guarecerse de los disparos que causaron la muerte de al menos 14 personas.
Otros de los sobrevivientes fueron amagados, con las armas apuntando a sus cabezas fueron obligados a mirar cómo mataban a los menos afortunados. Una mujer ya mayor relató la manera en que dispararon a un grupo de ancianas que bailaban y ahí mismo fueron ultimadas.
Tal masacre ya no conoce límites, así es el único modo en que se entiende la forma en que los sicarios ultimaron a un pequeño de tan solo un año y a sus padres, que desde luego intentaron protegerlo. Ante un hecho semejante nada tiene lógica o sentido, quienes se retiraron antes de estos hechos, dan gracias a Dios por su suerte de haber recordado, que estos días son de guardar y no de fiesta.
Lo cierto es que nadie merece morir así. Que no es culpa de un Dios castigador este resultado sangriento, sino del total descontrol de la autoridad, que es el garante de la seguridad de los ciudadanos.
No sólo Minatitlán, no solo Veracruz deberán estar enlutados e indignados, en los primeros cuatro meses de este periodo presidencial en el país han sido asesinadas 11,368 personas; el mes pasado cuatro, cada hora. Mientras en Minatitlán corren las exequias de:
1. Alfredo Megniout
2. Felicitas Cabrera Gil
3. Juan René López Velazquez
4. Heber Reyes Martínez
5. Ana María Santos Hernández
6. Raúl Palacios Vasconcelos
7. Leobardo Salinas Jiménez
8. Julio Cesar Vazquez López
9. Santiago (el bebé)
10. Cesar Hernández Barrera
11. Julio Cesar González Reyna
12. Patricia Cabrera Ramos
13. Irma Barrera Alvarez
14. Por confirmar
15. Por confirmar
Mientras estos funerales se realizan, el Presidente de México arriba al puerto de Veracruz a la conmemoración del 105 aniversario de la gesta heroica de México contra EEUU. Ahí los compañeros periodistas le preguntaron sobre la seguridad y lo ocurrido en Minatitlán y respondió que “son fruto podrido heredado por los gobiernos anteriores que desatendieron los problemas del país”.
Durante su discurso oficial, dijo que “duele mucho enterarse de noticias como estos viles asesinatos de Minatitlán, todo este fruto podrido, todo lo que se heredó de una política anti popular y entreguista, donde lo único que les interesaba era saquear, robar. El gobierno no estaba para servir al pueblo, estaba convertido en un facilitador de la corrupción.”
Así, lavándose las manos con el pasado, dejó a los veracruzanos esperando sus condolencias, garantías, una estrategia clara, un golpe de timón, Y para cerrar con broche de oro, remató: “el gobernador es inteligente, de convicciones y honesto ¡Viva Cuitláhuac García!
No somos pocos los que queríamos oír un discurso con sensibilidad política, viniendo de un presidente que ya no busque a los culpables en el pasado, sino a los del presente, para al fin detener el río de sangre. Somos muchos, estoy segura, quienes nos quedamos con las ganas de que quienes vivieran, fueran las víctimas de Minatitlán, de Veracruz y de todo México. Y no, su ineficiente gobernador que no tiene idea para qué puede servir su investidura.
Cualquier comentario para esta columna que expresa su más sentido pésame a los deudos de quienes perdieron la vida en Minatitlán, el pasado viernes, a aerodita_constantino@hotmail.es